miércoles, 21 de octubre de 2009

Pensadores semiòtica contemporanea


El inicio de la semiótica contemporánea

Pese a que todos los grandes pensadores, aunque no lo hayan hecho explícitamente, se hayan interrogado acerca del problema de la significación, generalmente se coincide en distinguir dos fuentes de la semiótica contemporánea: F. de Saussure y Ch. S. Peirce. Para completar conviene acercar al nombre del primero el del lingüista danés L. Hjelmslev


Ferdinand de Saussure (1857-1913)



Tenía como objetivo estudiar la lengua considerada en sí misma, retomando de esta forma el proyecto estoico sobre la base de la materialidad del lenguaje mismo. Naturalmente, ubica a la lingüística como una parte de la semiología, ciencia que estudia la vida de los signos en el seno de la vida social y que nos enseñaría en qué consisten los signos y qué leyes los rigen. Para Saussure el signo es una unidad psíquica de dos caras: la imagen acústica (el significante) y el concepto (el significado); la unión que existe entre ambos es totalmente arbitraria. El signo es, pues, fruto de un contrato concertado entre los miembros de la sociedad, que actúa como fuerza externa sobre la lengua modificándola pero sin alterar sus características formales.


Charles Sanders Peirce (1839-1914)



Se interesó, entre otras cosas, en la semiótica a la que consideraba ante todo como una lógica, lo que no deja de evocar el proyecto estoico. Sin embargo, su propósito apunta a aprehender la totalidad de los procesos comprometidos en el establecimiento de las significaciones, por ello su concepto de signo es general y pragmático. En la significación cooperan tres instancias: el objeto (que se pretende representar), el signo (que lo representa) y el interpretante (que lo interpreta). El interpretante es, a la vez, una norma social o un hábito colectivo institucionalizado y la determinación aquí y ahora de una mente que interioriza esta norma.

Louis Hjelmslev (1899-1963)


Era un lingüista danés cuya obra es un eslabón indispensable para comprender la evolución de la lingüística moderna surgida de las intuiciones de Saussure. Hjelmslev añade dos caras más a cada una de las caras de Saussure: tanto el contenido (significado) como la expresión (significante) tienen forma y substancia. La función semiótica se establece entre la forma del contenido y la forma de la expresión; mientras que la substancia del contenido (el pensamiento) y la substancia de la expresión (la cadena fónica) dependen exclusivamente de la forma y no tienen existencia independiente. Este homomorfismo entre el plano de la expresión y el plano del contenido abre las puertas a una semántica estructural.

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